.El olvido en tiempo real


No había príncipes azules montados en caballos alados; había sapos venenosos a lomos de sus nenúfares cautivando a las princesas de su primer beso de muerte. Había bellas jóvenes ilusas intoxicadas de fantasía, de veneno sudoríparo y de los colores brillantes de la piel de los embaucadores anfibios. No había manzanas envenenadas, había cloroformo. Había raptos, matrimonios de conveniencia, ocasos de pasión, miradas vacias y palabras huecas. Cambiaban perdones épicos por traiciones centenarias y las confesiones iban sin absolución y sin música de cámara.


Las doncellas no lloraban desconsoladas, se daban al alcohol. Y una vez borrachas y fuera de sí cambiaban la percepción del mundo y se inventaban los príncipes que les vendieron de chiquitas; en cada donjuan, en cada chupito barato de tequila. Se entregaban sumisas en cada esquina, borrachas de autosugestión, alcohol de quemar y quién sabe qué y cuánto más. Forzaban el olvido en tiempo real para inventarse el cuento y al despertar solo les quedaba la resaca y un billete de 10 para poder volver a casa en metro.

Era triste; era real. Era el cuento de verdad. Yo me sigo quedando con Ariel, Blancanieves, Jasmine, Bella y Los Tres Cerditos, y con el derecho a soñar que tenemos mientras somos niños.

Entradas populares