.Porno de muñecas de porcelana



Hoy he soñado que estaba trabajando, y que me iba a tomar algo rápido. Mi compañero de piso venía conmigo y así sin querer terminábamos encontrándonos con unos amigos en el último bar cerrado al que osamos perturbarle la calma. Allí dentro, aparte de calzarnos la antepenúltima de la potencialmente copa de en medio del fin del último tramo de la franja preamanecer, había ceniceros. Oooobviamente terminamos fumando, y cuando estábamos allí de risas, un puerta negro con pretensiones de armario empotrado, camiseta rojo pasión, trencitas y lesiones irreversibles de sus (imagino) largos años boxeando, nos dijo que estaba bien fumar, pero que al mismo tiempo estábamos corriendo un gran riesgo porque habían cambiado la ley y ahora las multas y cierre del negocio no iban para el bar, sino para los fumadores; un poco como lo de los cinturones de seguridad. Y ya me dirás tú cómo te pueden chapar el negocio si no somos ni autónomos, pero vamos, que íbamos bien en la cresta de la ola y semejante amenaza no iba a pararnos de seguir bebiendo con... y mis amigos?

-Vente fuera que nos vamos a un after.

De puta madre, y yo todavía con el portátil, y encima mañana quería descansar y ya son las 8 y ya ves tú qué pereza volverme hasta casa de mi madre ahora, o espérate, que no joder, que tú y yo vivimos juntos y ahora nos pillamos un taxi y como sultanes. Aaay qué tonto me pongo cuando me emborracho que me olvido hasta de dónde vivo. Bueno venga, una y nos vamos.

-Sabes que no.

-Ya.

Vamos al after y resulta ser una mansión de corte victoriano y unas cuantas hectáreas de terreno edificado y sin edificar, con un parking de anchas dimensiones (las cuatro) donde bien se podía organizar un mundial de futbol, una carrera de fórmula 1, un campeonato de tenis, una vuelta ciclista... todo al mismo tiempo; y al ladito de Malasaña, claro. La verdad es que estábamos un poco fuera. Con todo lleno de nobles vestidos en plan Luis XV no podíamos estar muy a la moda, pero es que además las perversiones que estaban siendo perpetradas delante de nuestros ojos no tenían parangón. Desde la inocente práctica interpersonal de vejaciones consentidas hasta (no te lo pierdas) la proyección de películas porno con muñecas de porcelana el espectro era amplísimo.

-No se preocupe señorita Von Tersten, que no me he olvidado de usted. El señor Hauftos y yo solo estábamos jugando.

Esa frase la escuché tal cual. La señorita Von Tersten y el señor Hauftos eran monigotes de porcelana con orificios practicados ad hoc. Todo muy sórdido.

Ante semejante circo, decidimos que lo mejor era agarrar un taxi e irnos para casa, que ya eran las 12:53 y bien podríamos plegar. O irnos a comer. Lo fascinante es que 5 minutos después eran las 12:58 y nosotros estábamos cogiendo un taxi. Ahí me empecé a tostar porque la incongruencia de la que pecan siempre los sueños se había ido al garete. y oye, si lo piensas bien, todo es bastante plausible, porque a ver, lo del porno de muñecas antiguas de porcelana es jodido, pero plausible. lo del after victoriano también, y lo de las leyes del tabaco, y lo del tabaco, y lo del puerta, y lo de los bares cerrados, y lo de mis amigos y lo de...

Ah no espera, que yo salía de trabajAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!

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