.La cabra
-Mira, ¡una cabra! Y parece que le he caído bien. A saber qué estará pensando...
Mira a este tío, qué ser más raro. Tiene un aire a todo el resto de entes de esos que pasan por aquí todos los días, estos... a ver, mierdas, lo tengo en la punta de los cuernos, cómo se llamaban... ¡Humanos! Sí humanos, pero este es distinto. Normalmente tienen como cosas grandes en los pies y llegan asfixiados, pero este va como descalzo y no resopla tanto. ¿Será de la familia? Desde luego tiene querencia por los caminos escarpados y aunque no lleva cuernos ni perilla tiene pinta de cabronazo; o de estar como una cabra, cualquiera me vale.
Voy a acercarme a balarle algo a ver si me entiende.
-¡Beeeeee!
-¡Beeeee, caaaabra, beeeee!
Este o es gilipollas y está intentando quedarse conmigo o habla un dialecto extraño, no lo sé... Pero bueno, ¿qué coño está haciendo apuntándome con ese cacharro blanco y plano? Que... a ver que miro... ¡uy! ¡Si soy yo! Vaya, con que este aparato infernal puede quedarse con un trozo de mí, como la cosa esa fría, mojada y plana que hay monte abajo. Parece que también tendré que brindarle mi devoción absoluta, qué remedio. ¿También me refrescará las barbas si lo chupo?
-¡Quita bicho! ¡Deja de chuparme el móvil!
¡Au! ¡Eso duele, cabrón! ¡Cáspita! Así que eras de la familia, ¿eh? Vale vale, eso cambia las cosas. Igual viene del pico del fondo a traer recuerdos y llevarse otros tantos. Vamos a dejarle que se lleve bonitas imágenes entonces; vamos a ponernos guapos. ¡A ver chicas! ¡A posar!
