.Haz menos, haz mejor, goza más


El domingo me desperté sin despertador y sin pretensiones, con una luminosidad extraña y más intensa de lo habitual. No era otra cosa que la luz de las 10 y pico de la mañana dándome manotazos en la cara indiscriminadamente y sin ningún pudor. Básicamente me había vuelto a dejar la persiana subida para que corriese airecillo y se me había olvidado bajarla en una de mis peligrosas excursiones de madrugada al baño. Nada fuera de lo habitual, salvo que ese día en concreto no había habido dichas excursiones: había dormido del tirón por primera vez en... ni me acuerdo. El caso es que cogí el móvil a ver qué pláticas nocturnas se habían marcado mis whatsappmigos, y el Twitter, y cuántos mails cargaditos de novedades me habían dejado mis proveedores informativos de otros husos horarios.

No, no son mías
Nada.

-Vaya, qué curioso, qué... paz, ¿no?

Es una sensación que me acompaña bastante últimamente, la de no depender del enorme flujo de información y de relaciones al que me someto normalmente motu proprio porque motivos. O más que no depender, no sentir esa culpa por no consumirla, como si ya hubiese llegado un punto en el que la información dependiera de ti y no al contrario, o eso te habías terminado creyendo. Es un poco triste cómo en una era en la que podemos acceder a cualquier cosa y los hilos que nos unen son cada vez más numerosos y más presentes hemos terminado por centrarnos más en esa red que nos conecta que en todo lo demás. Triste; muy triste.

asiagoans.com
Cuando caminéis por la calle la próxima vez o estéis haciendo tiempo esperando a alguien, resistid el impulso de sacar el smartphone para chequear por vigésima vez en lo que va de hora el Twitter y haced un poco de people-watching (pipolguachin) por amor al arte. ¿Qué veis? Yo veo un montón de gente cabizbaja, aislada en un universo de mentira que nos hemos inventado los humanos para estar en contacto y paradójicamente evitando precisamente lo que pretende conseguir: el contacto. Veo oportunidades tiradas a la basura por doquier de ver mundo, miradas desperdiciadas (joder, con lo bonitos que son algunos ojos, que tengan que estar atrapados por una pantalla...) y una sociedad que cada vez tiene más miedo a enfrentarse cara a cara con las cosas porque es más fácil el "solo texto". Perdemos riqueza vital, y además estamos matando la comunicación. ¿Sabíais que de la información que transmitimos en una conversación cara a cara el contenido verbal en sí supone solo un 7%? El resto se lo lleva la entonación, las inflexiones en el diálogo y el lenguaje no verbal. ¿De verdad nos estamos conformando con un 7% de la vida? Qué triste.

Se supone que toda esta tecnología debería hacernos más felices porque nos pone la sabiduría del Universo, y por ende el control absoluto, casi al alcance de la mano. Pero el control es una ilusión después de todo, y lo que en realidad nos llevamos es ansia por tenerlo todo y esa angustia por faltarnos tiempo para consumirlo todo. Consumir, consumir, consumir... sin tiempo para vivir.

Últimamente, en mis lecturas, me he topado con bastantes perlas que tratan sobre este tema de matar el multitasking en pos de una experiencia vital un poco más plena, y todas coinciden en lo mismo: hacemos demasiadas cosas como para hacerlas bien y poder disfrutarlas. Es el enemigo número 1 del disfrute en general, de la productividad y de todo lo demás que tenga que ver con nuestra vida. Ya sea la Dieta Hipoinformativa de Tim Ferriss, el Dolce Farniente de toda la vida, abrirse a la vida o ser más fuerte. Lo llames como lo llames, tanta gente diciendo lo mismo y llamándolo diferente difícilmente puede estar equivocada. De hecho, he probado el experimento ese de concentrarme en mi respiración durante 60 segundos enteros y me ha sorprendido sobremanera la cantidad de matices que se puede encontrar en algo tan simple aparentemente.

Yo soy el primero que tiene Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, dos Tumblrs, dos Bloggers y lo goza a lo más grande procrastinando en internet. Adoro la interacción humana, lo reconozco, y cuando estoy solo en casa suele ser la única manera de tener gente "cerca", pero siempre que estoy en el mundo real hago un esfuerzo por quedarme dentro y disfrutar todo lo que tiene que ofrecerme, ya sea cuando estoy solo o cuando estoy con gente. Acostumbraos a no solo mirar y dadle uso simultáneo a los otros 8 sentidos; creedme, es más bonito (y tiene mejor resolución y no tiene tiempos de carga). Es posible que dentro de unos años esta adicción se diagnostique como enfermedad e inventen una píldora mágica para "tratarla" y así seguir alimentando esa creencia en los milagros y las fórmulas magistrales que tenemos los humanos, pero mientras tanto yo os animo a que os desintoxiquéis por la vía difícil, la de toda la vida, aunque solo se aun poquito. Seguro que crecéis y os hacéis más fuertes, y eso no puede sentarle mal a nadie.

Si opináis como yo, comentad y compartid, y si no, discutamos entre vinos, pero vamos a hablarlo y a hacer de este un mundo más bonito.



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