.El Paseíto de Santiago: Día 6 y wrap-up (pronunciado "ruapap")



Llevamos ya 5 días caminando y eso se nota. Unos más y otros menos, pero todos tenemos nuestros achaques y nuestras punzaditas crónicas de dolor que hacen que cada paso que damos signifique algo más que medio metro menos hasta llegar al final del camino (del que sea). Y al final de eso se trataba toda esta locura kilométrica de tres cifras; o al menos es lo que yo quería enseñarles.

Mami y Fer son personas cuya vida diaria tiene más forma de 4 que de 1. De la cama a la mesa de la cocina, de ahí al coche, del coche al despacho, vuelta al coche, vuelta a la cocina, un poco de tumbing, cama y a dormir. Personas que hace dos meses, ante la mera idea idea de hacer deporte, reaccionaban con la excusa maestra de esta generación que subrepticiamente empieza con i (la generación, no la excusa):

No tengo tiempo

Aunque no fuese verdad, lo decían. Pero bueno, era la vía fácil. Avanzamos un mes, y ante la inminencia de la hazaña me entero de que Mami está entrenando día sí y día también, caminando más de una hora con el perro. Tanto que hasta tengo que decirle que relaje. Diez días más y me encuentro con que Fer se ha subido al carro de los paseantes. Y eso que en Madrid rondábamos los 40º. Y eso que las mañanas empezaban a las 6.

Y fíjate que no me decían nada malo. No se quejaban de que estuvieran haciendo encaje de bolillos para sacar esa hora u hora y media al día para caminar. De hecho, hasta estaban de mejor humor, y hasta se sorprendían. Y yo les miraba y asentía y sonreía. Si al final resulta que sí que tenían tiempo.

¡Ocho kilómetros nos hemos hecho hoy!

Pues vais a flipar.

Avanzamos un puñado de semanas más y aquí estamos, en Rua esperando para salir.

Bah, 18 kms no son nada

Me molesta bastante el empeine, pero seguro que se me pasa

No eran 18, eran más de 20, y no, no se le iba a pasar, y los dos lo sabían, y les daba igual. ¿No es gracioso el contraste, la diferencia, el nuevo proceso mental?

Llevo haciendo deporte por elección propia desde los 15 años. Desde entonces, mi adictiva personalidad siempre me ha llevado bastante cerca de lo que los comunes llaman límite, solo para darme cuenta de que en realidad no estaba donde todos decían y querer seguir adelante y buscando. Ya sea haciendo senderismo, bici, corriendo o levantando cosas pesadas, siempre me he obligado a ir un poco más allá de donde estaba cómodo, dándole pataditas al status quo para alejarlo un poco más cada vez. He subido montañas antes del amanecer, corrido medias maratones, levantado masas de hierro con las que creía que me iba a partir en dos, caminado queriendo morirme por la sed y los dolores en las piernas y los pies, corrido bañado en granizo en pleno invierno, temblado de pies a cabeza bajo una barra y otras tantas locuras que no suenan tan apetecibles sobre el papel. La clave es que en aquel momento rendirse no era una opción y como había que seguir para adelante, llegué, y lo apunté.

Por eso, que yo haga el Camino no tiene mérito. Por eso no hablo de mí, hablo de ellos; porque es a ellos a los que quería enseñarles qué se siente cuando descubres que puedes sufrir más, sentir más, llegar más lejos. Mami me preguntaba el segundo día, en la etapa más larga:

¿Quién es más fuerte, alguien que no está acostumbrado a caminar y hace esto o alguien que ya está en forma y lo hace, pero muuuuy rápido?

Entonces ya lo sabía, pero ahora tengo otras dos razones para decir que el primero. Enfrentarse a lo desconocido nunca es agradable. Ni sufrir, ni llorar, ni que te duela, ni saber qué hay más adelante. Sin embargo, para ciertos aspectos del ser humano, es la única manera de crecer. No sé exactamente el qué, cómo se llama o qué forma tiene, pero te puedo asegurar que sea lo que sea, crece.

Después de 5 días caminando y lesionados hasta el tuétano, los dos Superperegrinos siguieron andando rumbo a Santiago. Fer no iba tan mal, era más desgaste que otra cosa, pero Mami tenía una sobrecarga que básicamente hacía un martirio de cada paso (y luego además se torció ese tobillo). Cada uno de ellos sabe por lo que pasó y lo que pasó por su cabeza durante las últimas 7 horas. No sé exactamente qué habrán aprendido, pero lo que sí está claro es que, por muy feo que pintase todo, lo han conseguido; los dos; aunque el saldo de minipuntos de Fer por visitar bares se fuese a la mierda el primer día ;)

Enhorabuena Peregrinos.


¡Ah! Se me olvidaba. Cuando volvieron a Madrid me escribieron diciendo que en Septiembre nos vamos a los picos de Europa a hacer senderismo. Impresionante, ¿verdad?

Entradas populares