.Más fuerte que yo, más fuerte que cualquiera
El otro día en el gimnasio, haciendo banca levanté 81 kg 8 veces. Así, de repente, y tan ricamente.
El caso es que lo hice, y fue algo natural, como si fuese normal, algo de todos los días. Pensando un poco y poniendo números en la ecuación me di cuenta de que, pesando menos de 80 kg, esta maravilla suponía que era capaz de levantar más de mí mismo desde el pecho hasta el techo 8 veces fácilmente. Fácilmente. Más de mí mismo. Hasta el techo. Desde el pecho.
Y aquello era normal, parte de la rutina de todos los días, una mañana estándar de un martes estándar, sólo el principio de un día muuuuy laaaargo. Porque así es mi vida y esto es lo que soy, cómo soy y cómo hago las cosas. Yo. Sin más. Y fue fácil, porque para mí es muy fácil ser yo.
No sé cuándo se convirtió en algo normal lo de ser más fuerte que yo mismo. Antes, cuando empecé a levantar cosas pesadas me pasaba los días intentando demostrar a otros lo fuerte que era y cómo estaba cambiando mi cuerpo en consonancia, solo porque en realidad no era para tanto y lo que buscaba era que otros me confirmasen un hecho que yo quería ver y que en realidad no estaba pasando. Hasta que un día dejé de hacer el imbécil y empecé a hacer las cosas por mí mismo. Porque soy lo que más quiero, porque estaré conmigo hasta que me muera.
En ese punto yo era quien marcaba las referencias y quitaba límites, quien juzgaba y comparaba, quien se sentía decepcionado y orgulloso, quien sufría y disfrutaba; desde mí y hacia mí, dentro de mí. Y me enamoré del proceso, y dejó de importarme lo que pensaban otros, y lejos de sus ojos al final pude ser yo.
Y me sentí fuerte, y me sentí invencible.
Un día entre pesos muertos empecé a darle vueltas al concepto de lo que en realidad significa ser fuerte. Y un par de gruñidos y sudores más tarde me vino la idea:
Más fuerte que yo, más fuerte que cualquiera
Desde entonces la he atesorado como mi mantra y ya no me importa lo que esperan los demás de mí. No dejo que nadie me diga qué es lo que tengo que hacer para tener éxito en la vida o para ser aceptado donde sea. Yo soy yo, dueño de mis ideas y responsable de mis actos.
Si otros me quieren y me respetan, vendrán, y estarán conmigo. Si no, no. Ningún problema.
Soy ese que levanta más de sí mismo desde el pecho hasta el techo 8 veces, lo atesora y sigue trabajando para hacerlo 9 veces, y 10 veces después de eso. Ese que no cesa en su empeño de ser más fuerte que él mismo y le encanta, y no le importa si los demás piensan igual porque al fin y al cabo, es su vida.
Porque estoy satisfecho, pero nunca me conformo.
¿Y tú, quién eres?