.En agua, mate y cicatrices


9 a.m., y llueve. Y de dormir arrullado por el sonido de las gotas contra la ventana creo que he descansado más, y que he soñado mejor, y más raro. Como a mí me gusta; como siempre.


Voy a terminar por confundir(me) dentro de mi cuaderno de 5 líneas, de mi cuaderno de 3 preguntas, la melodía con el ritmo de las palabras que me digo cuando sólo veo blanco, duelo morado y hablo silencio; cuando miro a oscuras, tiemblo de sed y me duelen las comisuras de impotencia, de no saber (querer, poder, que no es políticamente correcto) ser.

Si de tanto reír se me ha gastado el ánimo de perseguir a la locura, mejor me vuelvo cuerdo bajo su ventana y me guardo debajo de la solapa los versos que había improvisado para susurrarle después de respirarla entre sueños por la mañana. Mejor levanto la cabeza, agito el rabo, levanto las orejas y me guardo entre las ganas todas esas ideas que combinaban tan bien con mi no consciencia de eso que llaman consecuencias.

Y mientras, apoyarse en la ventana y suspirar contra el cristal para pintarle en agua, mate y cicatrices a qué saben las mañanas entre paréntesis y los despertares entre algodones grises.


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