.Trago, quemazón, angustia, lucidez, determinación

Teníamos que jugar astutamente nuestras cartas, no había tiempo que perder. Cristina había perdido todo vestigio de su antiguo ser, de su antiguo comportamiento, de su antigua vida y de su antiguo nombre. La dosis de pipas en su estado de inmunidad genética adquirida había fortalecido su perseverancia y su tozudez hasta límites ridículos, y si a eso le sumamos la absurdez de las causas que estaba empezando a defender (el derecho de las ostras a una vivienda digna, prohibir el apareamiento entre caracoles porque el hermafroditismo no es más que otra manifestación de la homosexualidad...) podíamos vaticinar muchos dolores de cabeza no evitables y escasez en el suministro de analgésicos a las grandes ciudades a corto plazo. Sin querer, habíamos despertado a la bestia, habíamos creado un monstruo. 

Führerina había nacido.

Al salir de comisaría, lo primero que hizo fue escaparse.

-¡Mierda! ¿Cómo podemos ser tan imbéciles? - Dije

-¡Joder pipiolo! ¡Te dije que no la perdieses de vista! - Contestó Mariano hecho una furia.

-¿Pero qué dices? Ni que fuera su niñera! ¿Es que no puedo ni estornudar? ¡Hazlo tú que no tienes ni que parpadear!

-Sí, pero ¿quién se la quiere zumbar, eh?

-¿Y quién le dio las pipas sin pensar en las consecuencias?

-Chiiiicos, chiiicos, calmaos - apaciguó Conchi - Tengo una idea.

Ante el ojo inexperto podía parecer una simple señora con andador, pero nosotros sabíamos que no. Era el cebo perfecto para atraer a nuestra nazi favorita y llevarla de vuelta a... a... a... bueno, eso ya lo pensaríamos después. Lo importante era recuperarla. No tardó más de 2 minutos en aparecer.

-Señora, ¡apártese de mi camino!

-No hija, no tengo comino, y mira que vengo del súper y me podía haber acordado, pero con esta edad ya sabes, nos volvemos todas un poco inútiles.

-No me entiende, ¡le digo que se mueva!

-¡Ay! ¿Cómo lo has notado hija? Sí que es nueva, la compré ayer en un mercadillo de rebajas, ahí orilla de casa de la Paqui, que la pobre está mal del reuma y ya de paso que iba a llevarle pastas de la panadería de Marcial, que por cierto, últimamente está perdiendo mano con la bollería. Yo creo que las gafas ya no le valen y mide las cantidades con el apéndice aquel que le extirparon, pero claro, vete tú a decirle cualquier cosa a ese energúmeno, que lo mismo te coge y...

-¡Por Dios! ¿Es tan difícil que me entienda?

-¡Efectivamente! No pasa una sola frase sin que se encienda y empiece a gritar sin cuidado que cuando él era joven nadie se atrevía a toserle a su padre ni a sus métodos, que con evoluciones propiciadas por pequeños desajustes genéticos se lograban grandes innovaciones pasteleras. Y mira que yo todavía no he conseguido entender ni una palabra de esa frase, pero a fuerza de repetírmela cada vez que le salgo con algo de sus pastas me la suelta tal cual, y chica, como yo tampoco tengo demasiado entretenimiento, pues un día dije, venga, apréndetelo que igual te vuelves más culta y puedes ir a uno de esos concursos de la tele que... ¿sabe? Mi nieto participó en uno y le descalificaron en la primera ronda. Yo creo que está amañado, que eso está ahí para que el hijo del dueño pueda ir a sacarse un dinero extra para invitar a sus amigas, que ya dicen por ahí que ese chiquillo no tiene buenas compañías, que se le ha visto rodeado de pilinguis ahí los sábados por la noche afuera de la tasca de Eduvigis y... ¿Chiquilla, estás bien?

Ahí estaba la pobre Führerina espatarrada y echando espuma por la boca. Había salido a pedir de boca. Conchi tenía talento.

Visto lo visto, intentamos ponerle una correa para que no se nos escapase, pero empezó a comérsela, y como el cuero está bastante caro, probamos a darle uso a eso que tenemos entre las orejas y optamos por ir profesando una sutil retahíla de blasfemias de bajo nivel que pudiese tener a su intransigente cabeza cagándose en nuestra huella universal y cerca de nosotros escupiéndonos lo que pensaba de todo eso, pero dentro de nuestro campo de visión.

Una vez encerrada en su cuarto llamamos a mi compostura a ver si estaba en el país. Resultó que estaba en Miami con mi colega y la cabeza de Pitbull (aquella que se llevaron en la noche del gran colocón) aprovechándose de todas las propiedades y facilidades que tenía el calvito por esas latitudes. La verdad es que tontos no eran, pero les necesitábamos en España; más concretamente en Madrid; más concretamente en esta misma habitación. Y no tanto a ellos... como a la cabeza del Gran Maestro.

-¿Podéis venir?

-¡Claro! ¿Por quiénes nos tomas?

-¿Cuánto tardáis?

-Dame 3 segundos...

-¿Cómo?

...Hahahahahahahahahahahaha...

La luz empezó a atenuarse y empezó a salir humo de las esquinas... en un piso en mitad de Madrid a las 12 de la mañana. Cosas pasan; ya me estaba empezando a acostumbrar.

-¡Daleh! - dijo Pitbull.

-¡Hola chicos! - dijeron mi colega y mi compostura al unísono.

-¡Joder! ¡Qué susto! ¿Cómo... cómo... cómo lo habéis hecho? ¿Pero este tío no estaba desactivado?

-Ya tú saeh que no papito. Mr. Worldwide don't need body para drive lah muhereh crazy locah anytime, anywhere.

-¿Que te has teletransportado?

-¡One way tickets pa la fiehta!

Ay madre de Dios, menudo ser. Necesitaba mentalizarme mucho para lo que iba a hacer a continuación.

-Chicos, necesito pediros algo muy importante, pero antes... ¿tenéis chupitos?

-¡Claro! ¿Que va a ser esta vez? ¿Testículos? - Dijeron los muy malnacidos, bastardos, gusanos, percebes de mala costa...

-No, prefiero pedir material a consumidores de primera mano.

Poco a poco empezaba a hacer las cosas medio bien.

-¡Bueeeeno! ¡El niñomierda parece que va aprendiendo! ¿Qué te apetece? Tenemos tequila, pacharán, absenta, Jägermeister, orujo, licor café, whiskey, ron, ginebra...

-Un Jäger, por favor.

-Uff... Tiene que ser duro lo que nos vas a pedir... Toma, brindemos. ¿Mariano, Conchi, ¿os apuntáis?

-Siempre.

-La duda ofende.

Sirvió los brebajes. Se avecinaba un momento muy especial.

-Brindemos.

El ritual: Ojos, brindis, el que apoya folla, trago, quemazón, angustia, lucidez, determinación.

-Pitbull.

-Dimeh.

-Necesito tu cabeza para esta noche.



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