Que me volvía loco, que me quemaba;
que me encantaba cómo dormían sus rizos en mi cama.
Que me gritaba la tripa "¡vuélvete loco!" y yo lo hacía;
que me encantaba su sonrisa justo antes de fundirse con la mía.
Matar el deseo, o darle otra forma.
Y no desear que las cosas fuesen de otra forma.