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Cuando llegamos al calabozo la chiquilla estaba presenciando una singular batalla entre la gravedad, el poder adherente de sus legañas y sus párpados. De momento iban ganando las dos primeras 4 a 0 y ni las previsiones más optimistas auguraban que eso fuese a cambiar.


-Mariano - Susurré - ¿Cuál es el plan de acción?

-Darle las pipas y terminar con esto lo más rápido posible. Observa y aprende.

Se giró hacia el montón de carne y huesos que me traía loco con su mejor sonrisa. O bueno, con el equivalente asterácico. 

-¡Qué pasa bonica! ¿Cómo andas? ¿Buena resaca, eh?

-¿Rmmpfgrhaca...? Prfroñijrñññiernobbí...

Dios santo, estaba realmente hundida en la mierda.

-¿Que qué?

-Qñe ayyñiier nnññio bbbbbebbí...

Ay pobre, que no sale. ¡Ánimo cielo!

-¿Perdona? Suena como cuando escribo mensajes con los codos en el móvil.

Mariano ya estaba tocando los huevos.

-¡Que ayer no bebí nada, desgraciado!

-¡Esa es mi chica! - Exclamé exaltado. Después de tanto mirar había terminado por empatizar con la lucha.

-¡Calla melón! - Me chistó Mariano - ¿No ves que lo hago por su bien? Si la animas va a recuperar el sentido del yo cuando yo te diga.

-Anda niño, que tú también - Soltó Conchi.

-Conchi cielo, deja de meter cizaña, que suficiente tenemos con lo de la chiquilla. - Entró Mariano pacificador.

-Oídme - rumió la chica - ¿queréis dejar de discutir y contarme lo que ha pasado, por favor?

-Nada mi amor, ayer te agarraste una mierda muy muy grande sin querer - mintió Mariano.

-¿Por qué miente así, Conchi?

-Ahora mismo su plasma cerebral es, hablando en lenguaje profano, como un montón de recuerdos revueltos con una acíclica mercadería narcisista nacida del mecenazgo del pasado. Así, evitando que su cerebro sea consciente del detonante del gen, hay más posibilidades de reversibilidad inducida permanente.

-Aaaaaaaaahm... - No había entendido ni papa. Pero ni papa ni papa - No, en realidad no he entendido nada.

-Mira, el análisis frecuencial de las ondas cerebrales adulteradas por la señal führerada son algo así como la convolución del retardo aparente entre esputar en una escupidera de bronce precolombino y en los reactores de un cohete de los de la vieja URSS. Por ello, si tomamos el tiempo medio de vida de un positrón antes de hacer migas con un electrón y desintegrarse, podemos inferir que lo que aquí puede verse como escasos milisegundos es en realidad, el tiempo medio de vida de una civilización inteligente en Alfa Centauro, desde que descubren el fuego hasta que terminan por destruirse unos a otros ante la escasez de Pop Tarts en los supermercados. Así, el balance exergético total de la civilización puede tomarse prestado en la desintegración del positrón y el electrón y liberado en los centros de radicalismo del cerebro del portador, siendo resultado de la reacción un cuadrante de antimateria que absorbe los restos y la memoria histórica de la civilización antes mentada, no siendo necesario así trampear enciclopedias ni sobornar a altos cargos de la cúpula de divinidades para la corrección de los desajustes nucleicos del resto del universo. De esta forma, instantáneamente podría pasar (y digo podría) que instantáneamente nos convirtiésemos en gusanos ameboides que se alimentan de uranio 238 sin ser siquiera conscientes de ello.

-Con que era por eso... ¡Haber empezado por ahí mujer! ¡Ahora me queda todo claro!

-A ver cotorras - intervino Mariano - que la chica ya puede abrir la boca, ha llegado el gran momento.

Estábamos expectantes, la tensión era tan tangible que le pusimos una silla para que estuviese cómoda durante el espectáculo. Había llegado el momento de terminar con toda esta historia de una vez por todas.

-Toma, cómete esto. Igual que colocan también quitan la resaca.

-Ufff... Gracias a Dios Mariano, que por fin me sirves para algo. Glups.

Se la había tragado. Ninguno parpadeó.

-¿Cómo te encuentras?

-Bien, supongo... La verdad es que...

Seguíamos sin parpadear.

-¡Parece que bien!

-¡Yupiii! ¡Hurra! ¡Albricias!

Éramos felices, saltábamos, gritábamos de júbilo, parpadeábamos, se me salió una lentilla y la tensión, pensándose que era un caramelo se la comió y salió por patas cuando empecé a blasfemar sobre su árbol genealógico. Le dije adiós a mi visión 3d y seguí saltando. Estaba demasiado feliz.

-¡Jajajajaj! ¿Te imaginas que las pipas de Mariano se convierten en una droga de diseño famosa? - comenté - Ahí, dominando el mainstream.

No era consciente de lo que acababa de hacer. Cris saltó hacia mí con los ojos inyectados en sangre y echando espumarajos por la boca.

-¿¿¿¿MAINSTREAM????

Adius...

-¿¿Has dicho mainstream??

-Pues...

-¿¿¿¿Has dicho mainstream????

-... ¿Sí?

Modo chapa moralista ON.

-¿Acaso no eres consciente del empobrecimiento al que sometemos a nuestra querida lengua materna cada vez que sustituimos, consciente o inconscientemente, una de las palabras de su rico y extenso vocabulario por otra procedente de otro idioma sólo por la satisfacción de sentirnos más especiales o exclusivos o de internacionalizarnos? ¿Acaso sientes vergüenza de esta, tu patria, la que te vio nacer? ¿Cómo osas vejar de una forma tan flagrante la honorable memoria de tu país? ¡Tantos años de luchas! ¡De sacrificios! ¿Cómo? ¡¿CÓMO!?

Estábamos aviaos... Había cogido carrerilla y no paraba.

-Si tus abuelos te escuchasen... ¡Si los abuelos de tus abuelos te escuchasen! ¿Qué pensarían de ti? ¿De nosotros? ¡Ay! ¡Madre de Dios! ¡Estoy contaminada sólo por el hecho de estar cerca de vosotros, blasfemos! ¿Por qué no hacéis nada? ¿Eh? ¿Acaso no os importa ver cómo las aguas donde nadan nuestras ideas, emociones, vidas, inquietudes, sueños y aspiraciones se van contaminando poco a poco con los restos de grandeza de civilizaciones perdidas? ¿No os da lástima? ¿Nos os duele? ¿¿¡¡Acaso no sentís el dolor que siento yo!!??

No lo entendía. No lo entendíamos. Mariano y Conchi estaban mirándose desesperados y no se atrevían a moverse por si Cris les confundía sin querer con un anglicismo. No era capaz de comprender qué había podido salir mal. Se había tomado las pipas, ¿no? Como pasó con Conchi; exactamente igual que pasó con...

-Esperad - dije.

-No molestes pipiolo, estámos divagando a ver si nos topamos con algo plauisible.

-No, es que creo que tengo la solución. Dices que tus pipas curaron a conchi, ¿no?

-Sí. En tiempos fue eso lo que la sacó del trance.

-¿Y no es posible que haya desarrollado inmundicias?

-¿Inmundicias?

-Sí, inmundicias.

-¿No querrás decir inmunidad?

-Sí, perdona, es que yo soy de ciencias.

-Bueno, ¿decías?

-Sí, eso, que igual la descendencia ya es inmune a tus pipas.

-Puf... Pues de ser así tenemos un problema bastante serio.

-¿Se te ocurren alternativas?

-Se me ocurre una, pero mucho me temo que tendrás que recuperar la compostura...

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