.Flow, encantado



-Coge una carta.


¿Y esto, así de repente? Vaya, no sé cómo ha llegado hasta aquí este sujeto de enfrente... Ni los muebles, las paredes, los... Espera espera, que igual he llegado yo y no todo lo demás. A ver cómo diantres lo he hecho sin enterarme de nada, que esto es muy mío y seguro que me echo unas risas. Vamos a ver, yo estaba pensando en... No, espera, no estaba pensando. Y menuda parida no pensar... ¿Pero así cómo pretendo llegar a algo?

-A ver, no te flageles tan pronto. Haz brainstorming y no juzgues las ideas todavía, que igual no es tan tontería.

-¡Eh, eh, eh! Cómo te has metido en mi cabeza, barbas?

-Estás hablando en voz alta, lumbrera.

-Ah vale. ¿Y qué tal?

-Muy bien, gracias, ¿y tú?

-Pues muy bien también, gracias.

-Lo celebro.

-Y yo.

-Vamos a dejarnos ya de protocolo que si no nos vamos a eternizar.

-De acuerdo. Te parece bien que empecemos por... ¿Quién eres y por qué estás aquí barriendo el suelo con la barba mientras me ofreces cartas?

-Soy un amigo. No necesitas saber más.

-¡Uy Chico! ¡Así me quedo mucho más tranquilo, dónde va a parar! Sobre todo tal y como está el país me estás dando una seguridad...

-Madre... Y que tengamos que ser la misma cosa durante el resto de tu vida. Si es que quién me manda a mí meterme en estos berenjenales sociomorales. Ya lo decía mi padre: "Hijo, tú dedícate a los políticos, que esos nunca te van a pedir nada porque no les sienta bien darse cuenta del mundo". Menudo sabio.

¿Qué? ¿Quién era este tipo y qué hacía diciendo que... Que qué? ¿Estoy bolinga?

-No, pero si quieres tengo un pacharán de puta madre.

-Pues ponte uno.

-Toma.

Espera, eso otro tampoco lo había dicho en alto...

-Gracias. Oye, ¿y qué tal si dejas de espiarme las neuronas?

-Te he dicho que estás hablando en voz alta, o pensando en voz baja, o bueno... A ver, estamos dentro de tus tripas, así que todo tú te estás retransmitiendo en abierto.

-¡¿Cómo?!

-Sí, estamos en tu centro de decisión instintivoneurálgico, pero es más sencillo llamarlo "tripas", lo entendéis mejor.

-¡Toooooma! ¿Y qué hago aquí? ¿Puedo saberlo?

-Sí, he venido a ponerte un poco al día de tu vida, que parece que te viene bien un repaso.

-Yo no lo veo tan...

-Tú... Tú hazme caso que yo nunca me equivoco chavalín. Además, el saber no ocupa lugar.

-¡Cómo se nota que no has estudiado una ingeniería!

-Es que con la modernidad os habéis complicado demasiado. Esto en tiempos de Epicuro no pasaba. ¡Aquello sí que era vida!

-Oye, que ahora te estás desviando tú...

-Sí, perdón, a lo que iba. Pon la cabeza fría, el culo caliente y saca una carta, venga.

-A ver... A ver a ver... Igual... No, espera. Y si...

-No te compliques tanto, que es muy fácil hombretón.

-Ya, pero es que uf... Demasiadas opciones.

-¿No te he enseñado nada en todos estos años? Anda, que para una vez que te dejo elegir estás demostrando que mi trabajo no sirve para nada.

Tenía razón, y era extraño. Era como si le conociera de toda la vida, pero realmente nunca antes había visto su cara. O bueno, igual era por las barbas, que eran nuevas, no sé. El caso es que me caía bien y no sabía por qué. Y me vino una idea a la cabeza.

-¿Quieres jugar?

-¡Claro!

-Pues vamos a jugar.

-Tú dirás.

-Cojo carta, pero con una condición: Brindis de ojos, mesa y trago; y luego te digo algo.

-¿Qué te pasa? ¿Piensas mejor con la mente nublada?

-No. Pero así juego con una certeza: que lo importante en sí no es la carta. No conozco las consecuencias, pero así elija lo que elija sé que mañana tendré resaca.

-Vaya... Veo que al final sí que has aprendido algo.

-Tiene pinta. ¿Cómo te llamas?

-Flow, encantado.

-Me lo temía.

Entradas populares