.Matrices dinámicas de recuerdos vectorizados




Una vez tuve mi pacharán entre manos Mariano empezó a hablar.

-Bueno chaval, ponte cómodo y agárrate los machos, que vienen curvas. ¿Por dónde quieres que empiece?

-Por el final.

-Venga, no me jodas...


-¿Entonces para qué preguntas?

-Convenciones sociales, ya sabes, burocracia sentimental y esas gaitas.

-Total, que vas a hacer lo que te dé la gana para no variar, ¿no?

-¡Eeeexacto! Bueno, te cuento. Como habrás podido observar, Conchi y yo somos viejos amigos.

-Ajam... - Respondí apático. No estaba para mucha elocuencia.

-¿No tienes curiosidad de por qué?

-En realidad no, pero me temo que me lo vas a contar, ¿a que sí?

-¡Mira qué avispao! - Dijo Conchi - Y parecía tonto cuando le cambiamos por el botijo aquel...

-¡Joder Conchi, no me lo tortures que bastante tiene con lo suyo!

-Es que me aburro, jo...

-Bueno venga, basta de interrupciones, que si no, no terminamos nunca.

-En serio Mariano, no sé si estoy para revelaciones ahora.

-Confía un poco en mí anda. Por los viejos tiempos.

Ahí me toco la fibra. Aparecieron ante mis ojos todas aquellas tardes en mi cuarto, soñando con ser un detective famoso, mirando por la ventana y contándole historias a mi farola amiga mientras las hojas del chopo de enfrente bailaban de colores según avanzaban los meses. Aparecieron todos aquellos ratos con Mariano, poniéndole música, cantando, gritando y dando palmas para ver cómo bailaba cada vez que escuchaba un ruido, impertérrito siempre, sin cambiar la expresión detrás de sus rayban, vigilándome... Y me di cuenta de que los sacrificios de verdad son los que se hacen en silencio, sin alardes.

Así que me dispuse a escuchar.

-En la familia de tu chica hay una... Llamémosla peculiaridad genética. Resulta que por vicisitudes de la vida, el universo y todo lo demás, son descendientes relativamente directos de Hitler.

-¿Hitler? ¿Me tomas el pelo?

-No nene, ojalá...

-Bueno, realmente eres un girasol parlante, no sé qué es más pintoresc...

-¡Que te he dicho que dejes ya la mierda xenófoba ésta cagondiós!

-Mariano cielo, no asustes al niño - Intercedió Conchi.

-Vale, perdona. Es que este tema me tensa un poco.

Yo estaba contra la esquina más cercana intentando mimetizarme con el papel pintado de las paredes a ver si colaba y se olvidaban de que estaba allí, pero parece que no funcionó porque se sentaron los dos a mi lado. Eso sí que daba yuyu.

Venga moreno, traga saliva y tira p’alante que de ésta no te libras.

-Lo que te decía, Hitler.

-Sí eso, sigue anda.

-Que son antepasados, vaya. Y en esa familia ocurre algo bastante curioso… Que la condición de extremismo moral se transmite por el código genético, pero con la peculiaridad de que sólo se manifiesta en mujeres de forma alterna y diagonal.

-¿Comorl?

-De tías abuelas a sobrinas nietas.

-¡Ostras! Entonces Conchi, ¿tú también eres una nazi insoportable?

-¡Jovencito, sin faltar!

-Más bien lo fue – Entró Mariano pacificador – pero conseguimos curarla.

-¿Cómo?

-Ahorra fa, ahorra fa, no te inquietas – Dijo con acento ruso.

-Yo no me inquieto, sólo me pica la curiosidad.

-Pues te rascas.

-No sé si os habéis dado cuenta, pero me estáis aplastando contra la esquina con tanto secretismo y no me queda mucho hueco libre…

Y era verdad. Con la coña de que la historia es pseudoconfidencial tenía a cada uno de los dos pegado a una oreja, y la verdad, era un engorro, porque entre el sobrepeso de Conchi y que las hojas de Mariano me hacían cosquillas…

-Oídme – Dije - ¿os dais cuenta de que a este paso vamos a terminar de hablar para cuando el PSOE vuelva a ganar las elecciones, no?

-Va, va, ya me centro, ya me centro – Dijo Mariano cacheteándose los carrillos (o el equivalente asteráceo) – Hace años que trabajo para el SEMO (Servicio de Erradicación de Moral Obsoleta) y el caso del gen Führer trae bastante cola, y más desde que se nos escapó el propio Hitler y le dejamos campar a gusto por el mundo, porque menuda la que se lió… El caso es que mi jefe…

-¿Tienes jefe? ¿Quién?

-Jamás lo descubrirías, su tapadera es excepcional. Pero tranquilo, dentro de poco lo conocerás. Al ajo, cuando el gen se manifestó en Conchi me mandaron de inmediato a ver si podía hacer algo con ello. Era joven y apasionado y acababa de entrar en el cuerpo, por lo que el carácter indómito de la Conchi de entonces me embelesó y a punto estuve de dar al traste con la operación y provocar un Holocausto v 2.0. Ahí comenzó un romance que duró hasta que una noche por poco me hace trenzas con las raíces al descubrir que no era una especie pura española, sino que tenía ascendencia marroquí.

-Recuerdo aquel momento… ¡Cómo sufrí por ti!

-Ahí me di cuenta de mi error e hice lo que tenía que haber hecho desde el principio. ¿Te acuerdas de mis pipas?

-¡Claro! ¡Menudo pelotazo!

-En realidad son un arma biológica. El procedimiento para desligar la conciencia führeriana de la del sujeto pasa por la aniquilación total de cualquier forma de vida neuronal en el ser para posteriormente reconstruir su conciencia desde cero, pero sin el factor indeseable. Para eso usamos las pipas, para provocar la mayor cogorza amnésica que puede tolerar un ser humano. Desde el punto de vista del afectado, la rehabilitación se siente como la peor resaca que jamás haya pasado. Así en una semana vuelve a estar bien y la experiencia pasa a un segundo plano. ¿Verdad Conchi?

-Ya te digo. Me pasé 6 días a zumitos e ibuprofeno.

-Los zumitos en cuestión son matrices dinámicas de recuerdos vectorizados, pero eso es más jerga científica que otra cosa y no quiero aburrirte.

¿Aburrirme? ¡Madrededios! ¡No podía mover la cara! Un poco más de inverosimilitud y yo creo que se me habría salido la mandíbula.

Mariano siguió.

-Durante la convalecencia Conchi estaba tan hecha mierda que la familia entera se acercó a visitarla. Ahí fue cuando conocí a Cris y supe que ella iba a ser la próxima en sufrirlo, tenía ese brillo inconfundible en los ojos. Además por aquel entonces el mal genio de Conchi se había extendido por el vecindario y todos la llamaban La Führer.

-¿De ahí lo de “tía La Furia”?

-¡Eeeeefectiviwonder! Ya ves que los niños escuchan lo que quieren cuando les interesa.

-O cuando no entienden las palabras…

-Bueno, sí, también… ¡No me interrumpas!

-Vaaaale…

-Después de aquello desaparecí de su vida y me retiraron a tu cuarto para que me recuperase. Nuestro código ético nos obliga a desligarnos por completo de los implicados en operaciones de este calibre, pero yo juré que me encargaría de la chica cuando llegase el momento y así lo hice.

-¿Cómo supiste cuándo aparecer?

-Para serte sincero yo ya estaba chocheando un poco. Tantos años de retiro e inactividad acaban por fundirle los plomos a cualquiera… Pero la noche en que la conociste empecé a sospechar… Es como una fractura en la lógica del universo. Son momentos de sizigia en los que, repentinamente, un solo ser humano acapara con toda la improbabilidad del universo y comienza a vivir en un estado perpetuo de inverosimilitud.

-Anda… Eso me suena.

-Yo estaba a por uvas, pero mi quinto sentido me estaba hablando y yo no podía no escucharle. Mi subconsciente lo sabía y mi consciente estaba empezando a darse cuenta: era momento de actuar. Así que agarré mis tablas de improbabilidad y calculé el momento y el lugar exacto en el que a Cris le iba a dar por irse a cazar girasoles y… Bueno, el resto de la historia ya te la sabes.

-Juder… O sea que, resumiendo…

-Resumiendo, que la cachonda con la que te lo estás montando es una nazi sin remedio, y lo que has visto es sólo una pequeña muestra de lo que es capaz de hacer. Ahora mismo está durmiendo porque su organismo tiene que recuperarse del tremendo esfuerzo que le supone admitir como propios esos principios morales tan antinaturales, pero en un par de días más el monstruo que le crece dentro se hará casi invencible y tenemos que detenerlo.

-¡Con tus pipas!

-No lo sé hijo, no lo sé. Los años no pasan en balde y no sé hasta qué punto sigo en forma.

-Pues para no estar en forma a mí me has dado bastantes agujetas…  ¡Graw! - Ahí Conchi entró a matar.

-Ay Conchi, ¡nunca cambiarás!

Aclarado el asunto y aprovechando el impass que me había proporcionado el repentino desfogue de la pareja, empecé a pensar… Que realmente no me apetecía pensar en nada en absoluto, así que cogí una rasqueta, despegué a los apasionados amantes de los campos de Venus y nos fuimos a por Cris a ver si le arrancábamos la tontería a golpe de frutos secos.

Sin embargo había algo que todavía no me quedaba del todo claro…

-Oye Mariano

-Dime

-Dijiste que la condición se transmitía entre mujeres…

-¿Sí…?

-Y Hitler… Tenía bigote…

-Chiquitín… Nunca has oído lo de que Hitler y Eva Braun en realidad no...

-Andaaaa…

-Exactamente moreno, exactamente…

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