.Fe


Vive en la calle y a veces recuerda. Es entonces cuando se siente, se piensa, el frío le quema y ya no sabe si tiembla de miedo, de nervios o de que el alma se le hace pequeña. No puede hablar porque las comisuras no dejan de bailar violentas sin poder evitar siquiera balbucear "por qués", "peros", "aunques" y demás barreras y excusas en nombre del honor, la amistad, el amor y el noble arte de las letras.

No puede hablar y entonces se da cuenta que fue de tanto hablar por lo que murió el hada madrina del cuento de cenicienta y por lo que no pudo llegar a las doce al baile y tuvo que quedarse balbuceando versos baratos a una calabaza con la cara pintada de la princesa.

Y le duele no ser tan fuerte como los muros que se encontró soñando detrás de las puertas, y le muere que por su cumpleaños le regalasen responsabilidad mientras otros se llevaban las ganas y el no pensar en las consecuencias, ni en los dolores, ni en el final.

No tiene prisa y se calma en la fe. Ojalá vuelva pronto y encuentre aquel fuego que se encendió sin querer mientras buscaba animales dentro de la sombra de su mente. Sabe que seguirá crepitando cálido, porque dicen que las maderas nobles, cuando salta la chispa, arden para siempre.

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