.Drive
Drive, Drive... ¿Qué decir de esta obra maestra de la apatía cinematográfica aparte de que es realmente mala? Bueno, los que me conocen saben que puedo dar bastante de sí las palabras, así que empecemos.
Si por lo menos la historia hubiese tenido coherencia o ritmo se habría podido salvar, pero ni la una ni la otra. Parecía como si hubiesen cogido tres o cuatro tramas aleatorias e inconexas y les hubiesen puesto super glue a todo lo que da el bote como si no hubiera un mañana, a ver si cuela. ¿En serio me estás diciendo que puedes combinar carreras, mafias, amor, desamor, acción, muerte, persecuciones y engaños y hacerlo así de mal? Impresionante. Esto aderézalo con ciertos momentos de acción y sangre mal puestos que recordaban a un admirador despechado de Tarantino tratando de llamar su atención gratuitamente y colocados con una aleatoriedad digna del ciclotímico menos oportuno, espolvoréalo con cabos sin atar, macéralo en la peor banda sonora de la década (lo siento, Match Point y American Psycho se llevan todo mi amor en materia de matar al ritmo de buena música) y rotúlalo con una tipografía rosita y hortera. ¡Voilà! Simplemente desconcertante.
Puede que me esté haciendo mayor y que no sepa ver la genialidad de las nuevas generaciones (no, en realidad no), pero en aquel cine éramos por lo menos dos los que pensamos que se habían reído de nosotros (y nosotros de ellos, ¡ja!).
Menos mal que la chica era guapa (y no la de la película).