.Miedo al silencio


A veces decido no pensar en absoluto las cosas, y suele ser cuando mejor me salen. Entonces me miro al espejo y veo que el que me devuelve la mirada no es el mismo al que me tengo acostumbrado; no tiene absolutamente nada que ver.

Yo le miro y le pregunto cosas, y él me mira y nos me responde nada; me mira; me mira y calla.


Respira de otra forma, se lleva el aire donde guarda los instintos, piensa con el corazón y anticipa los pasos más allá de la intuición. Mira desde lejos y cuando por fin se encuentra se posa sigiloso cerca de ti, y tú coges y sonríes, casi sin quererlo.

Dice que hay días que no come para no olvidar lo que es tener hambre y noches que calla sólo para perderle el miedo al silencio; que sólo habla un idioma, ese que hablan los cuerpos, y que somos más sabios a oscuras que con los ojos abiertos.

Quiero saber quién eres porque empiezo a sentirme muy a gusto contigo dentro.


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