.La felicidad de los gatos

Nosotros somos tipos sencillos, nos contentamos con poco. Con poco según se mire, porque lo que otros desprecian por vulgar y redundante normalmente nos basta para darle la vuelta a la tarde y sacar grandioso de lo que parecía condenado a muerte por asunción; porque ahogarse sabe rico si es en chocolate.

Y ya me dirás tú qué tienen de especial los golpes de viento a las 10 de la mañana o que te acaricien sin querer porque de repente se ha terminado el teclado y no apetecía dejar de mover las manos. O eso o que me dé la vibra de dejarme caer entre las rimas que has dejado desperdigadas por el suelo y se me ocurran versos a la redonda de tinta joven y de vuelta de donde el reflejo de tus ojos da la vuelta y se queda mirando de lejos a ver qué te cuenta para explicar que se haya pasado la mañana rascándome las orejas.

Que sí, que a veces las cosas salen bien y otras no, pero con arte la alternativa puede saber incluso mejor. Nosotros, felices, meneando los rabos sin alardear, viviendo del aire y pasando el rato.

El gusto por hacerlo bonito nos ha dejado marca: la felicidad de los gatos.

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