.Desde hacía tres noches, mil miradas y cincuenta besos


Tras el episodio Mariano y sin venir a cuento, la vida real empezó a darme capones desde todos los ángulos y dejó de sobrarme el tiempo. Con la historia surrealista que venía viviendo desde hacía tres noches, mil miradas y cincuenta besos había descuidado un poco (o tal vez más) todo lo demás, así que me tocó ponerme al día a marchas forzadas.

Me levantaba media hora antes para prepararme las clases de por la mañana a las que no podía ir porque tenía que recuperar las prácticas de por la tarde que me coincidían con las videoconferencias de una asignatura colaborativa con unos locos de australia que estaban más empeñados en encontrar una forma de digitalizar los porros que en trabajar. Hice varias intentonas de volverme multitarea y probé a comer estudiando, dormir en la ducha y leer en el metro, pero lo único que conseguí fue apuntes con olor a lentejas, una factura de agua más larga que los gorgoritos de Iron Maiden y la amistad de varias ancianas que "justo se acababan de leer ese libro" (¿"El Kama Sutra moderno"? Ya, claro...).

El caso es que un día los australianos hicieron demasiadas probatinas de un prototipo de canuto cibernético, el iPeta, y no pudimos contactar porque descubrieron que los sistemas operativos también se colocan (tanto que los pantallazos en lugar de azules eran amarillos, no te digo más...). Con esta renovada libertad decidí llamarla a ver si podía sacar un rato para mí y recuperar un poco la locura.

beeeep, beeeep...

-Telechino, ¿dígame?

Increíble. En serio, no me lo creo. Ésta no me la juega.

-En serio te lo pido, deja de tomarme el pelo que hoy no estoy para bromas.

-¿Disculpe?

-Sí, sí, sabes perfectamente a lo que me refiero. Yo creo que ya puedes parar con la bromita del telechino. Si no quieres quedar conmigo, pues no quedamos y ya está, pero no hace falta que...

-Oiga, creo que se ha equivocado.

beeeep, beeeep...

Encima borde.

beeeep, beeeep...

-Telechi...

-Mira bonita, he pasado una semana horrible y no estoy para jueguecitos. Por una vez te pediría que...

beeeep, beeeep...

Ni de coña.

beeeep, beeeep...

-Telech...

-Como vuelvas a colgarme te juro que...

beeeep, beeeep...

Calma. Prados verdes... Prados verdes con riachuelos cristalinos... Sé fuerte, sé fuerte...

beeeep, beeeep...

-...

-¡Por favor, perdóname! ¡De verdad que no volverá a pasar! ¡Te lo juro!

Mierda, pero en serio, ¿qué tengo dentro de la cabeza? ¿Un pene?

-¿Pero qué estás diciendo? ¿De qué hablas?

¿Era ella? ¡Era ella!

-Te he llamado ya tres veces y no hacía más que salirme una...

-Calla, eso ya lo hablaremos más tarde, ahora no hay tiempo. Tienes que venir en seguida. Mariano se ha ido, pero ha dejado un reguero de pipas y creo que podremos seguirle.

¡Mi oportunidad de demostrar mi valía!

-¿Cómo? ¿Un girasol anda suelto por la ciudad? ¡Tenemos que encontrarle! ¡Quién sabe qué atrocidades podría cometer! No podemos dejar que interfiera en la vida normal de las personas y además tú estás en peligro. No puedo dejar que te enfrent...

-Sí, sí , sí, tranquilo. Hoy dormimos juntos si quieres.

¡Yuju!

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