.Y brindes por ello

No recuerdas por qué, pero volabas.





Abriste los ojos tras morir en un instante alarmada por evitar que todo lo que eres se hiciese trizas y no pudiesen encontrar más recuerdo de ti que los jirones que dejó tu impotencia, tu inconsciencia, y ese falso ribete rojo pasión con el que rubricabas tus noches. Ése que después adorabas los domingos al mediodía como la prueba de que tú habías vivido y de que te habían cazado más amaneceres bailado con el caos que a la incertidumbre en todas sus noches de esposa despechada.

Así volaba tu vida, como un jarrón a punto de perder la esencia de sí mismo contra la mala suerte y sin darse cuenta de que a lo mejor no era tarde para darte cuenta de que tal vez lo único que te daba miedo era que te cazara la prisa.

Nunca sabrás por qué al abrir los ojos ya no estabas rodeada de aire ni por qué el peso de tu propio cuerpo volvía a ser algo familiar, pero parece que alguien tiene muchas ganas de que te des cuenta de todo lo que te queda por hacer y brindes por ello. Tal vez por eso no se rompieron las botellas...

Entradas populares