.Me quedan las voces

 ¿Qué queda después? Después del gran estruendo, del gran final desacompasado, justo en la cumbre... ¿Cómo amance después de las noches sin fin? ¿Con qué cara se atreve a salir el sol a barrer la magia como una ola cualquiera, despistada, que se lleva los nombres que quisimos escribir para siempre en la arena de la orilla de la playa? 


 Donde no caben más recuerdos, me quedan las voces contándome al oído las frases que me faltaron por escuchar. Me quedan los paisajes pintados del color de mis madrugadas eternas y ese sabor amargo de los finales terminados a medias. 

 Miles de kilómetros me dejé plantados allí donde nos gustaba convertirnos en agua, pero por mucho que ya no me pesen, yo los llevaré guardados cerca de lo que aprendí de ti; como recordatorio de dónde me dejé la vergüenza enterrada para no volver a por ella jamás.

 Gira la rueda otra vez, y mientras me queden ganas de ser, sigo buscando excusas para hacerme fuerte en quien soy y no en lo que quieres ver.

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