.Maullándote las gracias

Tú estate tranquilo, que todo llega. No tengas prisa y reposa las ganas, que de poco te va a servir correr si no tienes a dónde ir.


Y mientras aprende, aprende a estar quieto, sin hablar y sin hacer aspavientos. Abre un poco más los ojos, así te lleves un trocito de cielo de recuerdo de los tiempos muertos, y piensa que cada ráfaga de luz podría iluminarte (o no) para dar el siguiente beso en los labios correctos.

Pero si no sabes ver, si te puede la vergüenza, si no te sabes querer...

Si no crees que te mereces tus deseos todo lo que encontrarás en el camino será tu sombra poniéndote la zancadilla cuando el sol roza el horizonte en la lejanía (que así está más larga, tiene más ganas de roce y es más pilla); y vivirás atrapado en tu impotencia; y dormirás abrazado a tu inocencia.

Vuelve a ser luna llena, como entonces; y si miro al cielo buscando mi reflejo de aquella noche no puedo reconocer a ese chaval con camiseta negra con cuello de pico ahogando las intenciones y escondiéndose entre tantos fantasmas y temblores. Buscando a ciegas el camino a tu cama; rozando a tientas el contorno de tus olores.

Hoy mi amor sale entre las nubes otra vez, y como buen gato negro, ahuyento la mala suerte maullándote las gracias por la parte de culpa que tienes de que haya vuelto a nacer.


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