.¡Respuesta incorrecta!


¿Que si me apetece desayunar jazmines? ¿Pero qué clase de pregunta es esa? En serio… ¡Pues claro que no! Mira, se lo voy a decir bien clarito ya.

-¡Pues claro!

¿Qué? En serio, ¿de qué vas? ¡Rectifica, rectifica!

-Digo... Espera un momento...

-A ver.

-Mira, en realidad…

-Te queda una frase antes de que desaparezca.

¿Pero tú a qué aspiras, genio?

-¡Es que me acabo de calzar un kebab!

-Hmm…

¡Venga, venga! ¡Que cuela, que cuela!

-¡Respuesta incorrecta!

Jo...

-Mira bonito, yo seguiría, pero ya me has cansado. Hoy ya he hecho demasiado y estoy un poco agotada de que no sepas coger indirectas.

Gilipollas. Eres un completo y absoluto gilipollas.

-¡No, espera! Podríamos…

Venga genio, a ver dónde tienes esas grandes frases de cuando te imaginas estas cosas mientras vuelves a casa sin haber pillado. Pon tu cara sensual y dispara.

-Dar un paseo a ver si con algo tan suculento como tú cerca hago hambre.

-(…)

Definitivamente, en mi cabeza sonaba mejor. Me daría una colleja si no corriese el riesgo de quedar como un auténtico palurdo, aunque visto que no puedo cagarla más lo mismo lo arreglo…

-¡Pero qué haces, melón! ¡Deja de pegarte!

-Mierda, ¿lo he hecho?

-Sí que estás poco acostumbrado a trasnochar, ¿eh lumbrera? Anda, vete a casa, que parece que necesitas dormir.

-No, de verdad que estoy bien, si de hecho…

Mira que yo no soy racista, pero a partir de ese día como que empecé a cogerle tirria a la raza china.

-¡Selvesaaaa! ¡Alos! ¡Tallalineeees!

-¡Joder qué susto! ¡No ve que estoy ocupado! Espere un momento… ¿Quieres una…?

¿Hola? ¿Han inventado el teletransporte y no me he enterado?

Caos - 1, Yo - 0.

En fin, piensa que tú hace dos horas estabas como ahora, pero sin la miel en los labios. Lo bueno de internet es que no cierra los fines de semana… Vámonos a casa anda, que te has lucido.

Después de media hora, 12 indicaciones equivocadas (o que las entendí mal, o que las pronunciaron en otro idioma sin querer) para llegar al búho, un piropo de una mujer un poco peluda y algún vómito volador con ganas de zapato, por fin llegué a la parada justo a tiempo para ver como el último cartelito con el número de mi línea partía veloz hacia el amanecer. Derrotado por las circunstancias me dejé caer de mala manera en el banco, donde me esperaba una cara conocida. Parecía una broma de mal gusto…

-Ya pensé que nunca vendrías. Levántate, anda.

Empezamos a caminar en dirección contraria, escapando de la mañana.

-¿Conoces la teoría del absurdo?


Entradas populares