.Trocitos de genialidad

  Es el arte de pintar el aire con lo que hemos vivido. Cada uno por nuestro lado, pero al final unido en la misma historia; una cualquiera, tan única como todas las demás. Los que la vean y lean líneas intercaladas de su pasado, pasarán al patio y se fundirán con los colores del atardecer, se beberán la luna llena y se llenarán los ojos de la penumbra de las nubes. Los que no, pasarán de largo y muy probablemente no volvamos a verles.

  Así tendremos más tiempo para recordar y beber en compañía de los que sienten como nosotros y admiten que, por más palos que les dé la vida, lo mejor es buscar un motivo nuevo cada día para ponerle trabas a las malas caras.
  Las cosas grandes están hechas de trocitos de genialidad que, si sabes verlos, te enseñan cómo lo bello de la vida es darse cuenta de que lo menos importante es el final. Que nada fue fácil, que las mejores ideas vinieron después de algunos miles de pequeños fracasos, y que al final lo mejor para eso que llaman felicidad es echarle mucho instinto y buena cara.
  Lo más complicado fue darnos cuenta de que teníamos que aprender a amar lo sencillo primero. A partir de ahí, todo lo demás se convirtió en un juego.

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