.El arte no muere

  Yo creo que se esconde detrás de otras cosas, y en el fondo es comprensible. Ahora más que nunca, las relaciones a largo plazo son algo pasado de moda y no podemos pedirle a alguien tan bohemio y espontáneo que se ciña a tan arcaicas costumbres, ¿no? Es como si después de tantos años se hubiese cansado de sus chicas de siempre y empezase a buscar inspiración en otras camas y a acostarse con las menos monas de la fiesta. ¿Por qué? Porque puede.

  He tenido bastantes discusiones sobre el paradero real de la línea que separa la auténtica genialidad de la farsa más absurda (unas cuantas con el mundo y otras tantas conmigo mismo) y al final todo se estanca. Una obra como tal debería ser bella per se, sin más, sin ayudas externas, sin justificaciones técnicas, sin explicaciones previas y debería estremecer por igual a cualquiera que se dejase cautivar por ella. Cuántas veces habré oído aquello de:
  “Se hartó de tocar/pintar/escribir/actuar/ (ponga su disciplina aquí) como los grandes clásicos y ahora está explorando nuevos horizontes.
  Sí cariño, pero se consigue el mismo efecto aporreando un piano/lanzando botes de pintura al azar/diciendo mamonadas/moviéndose espasmódicamente. No les quito mérito y entiendo que el camino de la técnica y la erudición de las disciplinas al final se aleja tanto del objetivo inicial que se pierde la virtud a simple vista, pero en el término medio está la virtud, o eso decía un griego muy listo.
  Como ejemplo tonto, imagínate que alguien quiere decirte que estás especial. Porque sí, porque te ha visto y le ha alegrado la mañana. Sin más. ¿Qué querrías oír?
  “No sé por qué, pero hoy brillas más que ayer, me has alegrado el día con la sonrisa de esta mañana.
  o…
  “Mi razón carece de mecanismos lógicos para computar los hechos que acontecen en mi mente, pero en este día que tan azul ha amanecido he tenido la consciencia de que tu ser irradiaba más luz que en otras ocasiones que hayamos compartido como almas errantes en este mundo. Siento dentro de mi piel una dicha inigualable que no puede competir con nada que haya podido llegar a vivir en los últimos días gracias a la transición entre la más digna rectitud y la graciosa y desenfadad curvatura que han adquirido tus comisuras espontáneamente hace unas horas.
  ¿Entendido el matiz entre transmitir y demostrar todos los conocimientos posibles acerca del medio de transmisión?
  Para mí, el arte al final trasciende el medio y deja de ser lo que en principio se concibió. Es una idea que algún despistado se encontró debajo de un bostezo o frotando en el aburrimiento y que la vio tan bella que pensó que sería bueno enseñarla al mundo. Así, con los medios de que dispone y su inherente (y graciosa) imperfección, sale una versión difusa que para él representa la esencia de lo que en su momento vio. Con este boceto, otros que lo vean, lean, oigan, toquen, prueben, sientan, se harán su propia versión y alimentarán al concepto con otros manjares y lo vestirán con otras ropas que lo harán más grande y brillante allí donde more para que así llegue otro incauto, se tropiece con él y piense que sería curioso enseñarlo al mundo.
  Yo entiendo que el arte huya de agasajos, se vaya de noche por los tejados y se enamore de los ojos brillantes antes que de los maquillajes caros. Así igual alguna noche llegamos a encontrarnos.

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