.Sin fin



  Los grandes momentos no llegan de repente; no aparecen entre confeti y rodeados de fuegos artificiales y tampoco son preludio de una media vuelta en la forma en la que vemos todo. Las explosiones es lo que tienen, que explotan y mueren dejándolo todo hecho añicos y más desordenado que el peor escenario que imaginábamos.
  Y es un poco lo que es ahora, un poco dentro y fuera de todos, por unos motivos o por otros, pero hay días en que se juntan el hambre con las ganas de comer y sólo nos gustaría tener más cuerpo para poder meter tantas sensaciones… Y lo que falta es cabeza, a mí al primero. Con el fervor de la masa unida dan ganas de soltarse el pelo y arrancarse la ropa para bailar en comunión la danza tribal que nos llevará por un sendero hacia el entendimiento supremo de las estrellas. O no.
  Dónde nos habremos dejado el tiento… Lo mejor para no desencantarse, ya sea con la vida, con el amor o con la política, es tener muy claro que los cambios surgen de dentro. Un día algo empieza a revolverse y evoluciona, conscientemente o sin tú saberlo. Pasado un tiempo, cuando el extraño ya tiene forma, le ponemos nombre y empezamos a olerlo, y nos familiarizamos con él, y le vamos haciendo hueco. Nos acostumbramos al murmullo con el que arropa los espacios en blanco de nuestro pensamiento y empezamos a acomodar a la nueva trama lo que somos y lo que seremos.
  Sin fin, pero con un motivo.
  Ahora que todo ha estallado, ahora que se ha despejado el humo, quedan a la vista los escombros y sentimos frío porque nos hemos quedado desnudos. Ahora que podemos madurar las ideas y ver el panorama desde lo alto, ahora seamos conscientes del despertar de la voluntad del cambio y no perdamos el norte.



Entradas populares