.¿Sí o no?

  Tengo resaca de revolución. Todavía retumba en mis oídos el silencio de las campanadas del 21 de Mayo y sigo estremeciéndome cada vez que volvemos a atarnos en la misma idea todos juntos. Pero ya no veo foco, ya no veo unión después del sprint inicial. Y no es tan difícil tener las cosas claras. La idea es una y es simple:
El sistema no nos representa.
  Y así quisimos dejarlo claro y vaya si lo conseguimos. ¿Pero ahora qué? Pasé por Sol el otro día y me encontré con una mini ciudad muy bien montada y muy bien organizada. Había comisiones para todo tipo de asuntos, algunos primordiales para el funcionamiento del campamento, pero otros que ya se ocupaban de asuntos completamente ajenos a la plaza. La comisión de migración, la de medio ambiente, la biblioteca, la carpa de meditación… Es cierto que es un ejemplo de que existe una alternativa viable a la forma en la que se hacen las cosas en este mundo, pero no me parece ni el momento ni el lugar. Es muy importante proyectar una imagen adecuada para poder legitimar el proyecto y no dudo de la seriedad y buen funcionamiento interno de la acampada (lo he visto y es increíble la efectividad), pero desde fuera, Sol parece una casa okupada y así es difícil que nos tomen en serio.
  ¿A dónde vamos? ¿Tenemos el mismo destino común? Bajo mi punto de vista, lo que hasta ahora diferenciaba al movimiento de cualquier otra tentativa anterior era que gran parte de la gente involucrada tenía un perfil social muy alejado del típico “revolucionario”. En las concentraciones y en las asambleas de este fin de semana se han dejado ver personajes de lo más variopinto, de todas las edades y de todas las orientaciones políticas, y eso nos da poder. Pero tener una acampada permanente en el centro de Madrid que puede servir de excusa a muchos para tacharnos de vagos antisistema y de estar perjudicando el normal desarrollo de las actividades de la zona claramente no.
  La gente está despierta y dispuesta a involucrarse, las asambleas lo han demostrado. Hay una voluntad de cambio clara, y para provocarlo, nada mejor que predicar con el ejemplo y evolucionar hacia un nivel superior de actuación. Creo que dejando Sol ahora y descentralizando las actuaciones es como se puede prolongar y expandir el movimiento y llegar a hacer bien las cosas. No perdamos el norte y hagamos de esta una lucha unida.
  Consenso de mínimos y asambleas en cada barrio: el cambio empieza dentro de todos.

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