.Mamoneo primaveral

  Se me está rizando el pelo, yo lo dejo caer… Será que estoy de un tonto que da calambre o que las flores de las tijeras de mi peluquera le han dado aires sesenteros a mi cabellera, pero el caso es que así estoy, que por las mañanas si bostezo me doy más aire al león de la metro que a un ser humano.

  Total, mejor. Otra excusa más para comerme el mundo a bocados. Que al final saber lo que te sienta mal al alma sienta bien para decidir cambiar de liana y balancearte en otras direcciones, o en otras angulaciones, o dejarme de una vez por todas de pretensiones en voladizo y prosa, y empezar a tensarte las comisuras in situ, que si no te lo esperas no tendrás tiempo de decirle que no a saltar sobre los abismos.
  Además se me están gastando las suelas de tanto saltar. Con este sol tengo antojo de cielo, y poco a poco le voy cogiendo el gusto a la vertical y a cansarme antes de buscarle las cosquillas a la gravedad para perder la ventaja de ser tan animal. Y si cierras los ojos y abres los antojos tal vez tengas por fin una visión más clara de lo que realmente quieres hacer con los abrazos de medianoche que, al final, irremediablemente, se termina llevando la almohada.
  Volverse loco se lleva mejor en compañía, así que si al final nos decidimos a contagiarnos en masa, que por lo menos nos sirva como excusa para adoptar mejores costumbres, como no pensar tanto o darnos un beso y un abrazo cada vez que nos veamos (de esos que me dejan sin aire y luego me hacen respirarte muy muy fuerte para no ahogarme). Tal vez así mejoremos un poco el mundo (o no), pero seguro que seremos más felices e iremos más ligeros, que alivia las penas derrochar “te quieros”.
  Soñad bonito, que mientras tanto voy a cenarme mis envidias de medianoche mojadas en pacharán.

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