.La firma impresa

  Llevo en el pecho un vórtice de sensaciones, mucha determinación, algunas desilusiones y un par de motivos envueltos que, aunque todavía no me atreva a abrirlos, me mantienen a todas horas despierto. Tanto correr no me va a devolver las horas perdidas a los pies, pero sí me dejará un mosaico de recuerdos tan denso que no hará falta volver a pensar en los días en que faltaban las ganas y sobraba el tiempo.

  Lo mejor de mí lo saco cuando más aprieta el mundo. Cuando más cuestan las sonrisas y pasan factura los suspiros. Así todo tiene valor, nada es casualidad y soy la firma impresa de todo lo que digo. Las mejores ideas, los guiños más bonitos… Todo nace de las cenizas de los ánimos que resurgen inmortales después de haberse hundido.
  Pasa la vida, y al final de los días largos me quedo charlando con las sombras de mis melancolías, como si estirando las palabras supiesen mejor las sobras de las batallas perdidas y ganasen fuerza los detalles que hacen de lo mediocre el tesoro más grande. Y si cada noche veo que me faltan trozos de día, da igual. Escribiré la vida que me falta y la esconderé entre cuentos, para luego recorrerla con los ojos cerrados, cuando las horas vuelvan a estar llenas de tiempo.

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