.Tres hamacas


  Voy a construirme una casa; una casa de juncos junto al mar. Y que cuando suba la marea las olas acaricien el porche donde ondulan tres hamacas esperando tres voces trenzadas en conversaciones y teñidas del rojo del amanecer. Esperando descorchar ese vino para las copas que nunca llegan aunque se acumulen las promesas en la lista de los “quizás” y cantando todos esos estribillos que he dejado a medias porque tenía demasiada prisa por llegar a todas partes.
  Tendré una barca vieja y desconchada que huela a salitre y besos de adolescente, para escaparme a la playa escribir mis preocupaciones en la arena y que se las lleve la marea. Pensaré sobre todas esas tonterías que hice, todavía sin saber muy bien por qué, y les concederé el beneficio de la irracionalidad dejándolas volar hacia las primeras estrellas después del ocaso.
  En mi casita de juncos junto al mar será donde por fin terminaré de pensar todas las ideas que tengo a medias, y cuando estén terminadas las dejaré flotando por ahí a ver si, por ejemplo, se vuelven ciertas. Estará prohibido dormir sin soñar y hablar sin mirar a los ojos, y por primera vez nos diremos la verdad sin pedir nada a cambio.

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