.Las canciones malditas

  Imagínate un montón de burbujas flotando sobre la nada, como si estuvieses en esa esquina del infinito donde se van las pompas esas que hacías de pequeño, que volaban y que desaparecían milagrosamente a lo lejos. Imagínate paseando a su alrededor, con calma, sin prisa, admirándolas, pero sin tocarlas. Bienvenido a mi museo de recuerdos.

  Toca una y mira cómo se esfuma, siente cómo te engulle y antes de abrir los ojos respira hondo y huele. Huele distinto, huele a viejo sobre nuevo, a algo que no tiene nombre, pero sí su propio espacio y tiempo. Huele a pasado donde antes olía a futuro y te preguntas dónde te olvidaste aquel viento por aguantar la respiración para crear instantes eternos. ¿Dónde se quedaron las intenciones, los cambios, los grandes planes, la banda sonora de tus ideales?
  Te preguntas cuánto tiempo dejaste de mirar al frente y por qué perdiste los momentos intentando empaquetar con celofán las sensaciones. Aúllas a la distancia que marcó la eternidad para volver a vernos y al reloj posado sobre la hora en la que cada noche te apareces en mis sueños.
  Aunque no tengas nombre, ni cara, ni cuerpo. Aunque seas la viva imagen del olvido al que te someto. Aunque tu voz dejó de mecerme hace más años que los que llevo en el recuerdo, si suena la música sales bailado de las canciones malditas que te atraparon sin yo quererlo.

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