.La energía de la improbabilidad

  La mayoría de las veces, la probabilidad de que un suceso ocurra es directamente proporcional a tu capacidad para retorcer los acontecimientos a tu antojo. En el momento en el que te das cuenta de que el camino más corto entre dos puntos no es la línea recta, sino doblar la realidad en sucesivos pliegues hasta que los dos puntos en cuestión coinciden, de repente haces clack (en realidad la onomatopeya es intercambiable) y se hace la luz.

  En ese momento cierras los ojos (por lo de la luz repentina) y el mundo empieza a girar tan incomprensiblemente que ya casi puedes predecir el futuro apostando a la carta más absurda. Bizarro se convierte en tu segundo nombre y brindas chocando a tus almas de domingo entre sí para después bebértelas de una tacada. Sin limón ni sal.
  Cuando la energía de la improbabilidad sea infinita, podremos viajar a todos los puntos del universo a la vez. Conjugar deseo y posibilidad como un único hecho fehaciente de que querer y poder sólo se diferencian en las ganas de ganar y disfrazarlo de tictac.
  Sin querer me he reflejado en donde no debía. Espero que fuese una sombra juguetona que se aburría. Espero que muera cuando resucite el día.

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