.Emociones de alquiler

  Tal vez ha llegado el momento de saldar todas mis deudas. Yo que pensaba que esto de soñar era gratis...

  Respiro, y la mitad del aire viaja rumbo a un pulmón que no es el mío. Tal vez se vaya a ninguna parte, tal vez tenga frío, o tal vez hace tiempo que en mí dejó de sentirse protegido.
  Quizás sea el precio a pagar por las ilusiones que me quedé cuando no debía, o por todas aquellas veces que me llevé al mundo de paseo porque inspiré demasiado fuerte. Sea como sea, respiro y respiro, pero el aire no llega y poco a poco me vuelvo inerte.
  En mitad de un suspiro doy un salto, me ahogo, y no es el corazón lo que me da un vuelco en el pecho (o si lo es, se ha mudado una temporada a mi hemisferio derecho). El caso es que ahora me miro en los espejos y puedo atisbar más allá de mí. No porque sea transparente, sino más bien porque no estoy.
  Y decidí darle vacaciones a las emociones para no confundir la falta de aliento con pensarte tan fuerte como solía.
  Así que hasta que todo lo que respire sea mío, me visto de paréntesis y me doy por dormido. Aunque temo que mientras sueñe, creeré que lo que me atenaza la garganta no es mi pulmón herido, sino todas las palabras que en algún momento te tenía que haber dicho.


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