.Poesías de Nevera


  Miraba yo distraído los típicos imanes de nevera... Estos que son un montón de palabras sueltas para componer frases al tuntún sin pensar en nada...

  Y contagiados por la vena de los encuentros alguien tuvo que decir:
  "¿Sabes cómo nos conocimos? Por internet. Nos leímos y nos gustó lo que vimos. Entonces empezamos a hablar hasta que un día nos vimos y..."
  Tonto de mí que se me escapa una sonrisa idiota.
  Serán estos meses de jugar con las palabras, de hilar historias de ida y vuelta, de hurgar entre líneas y reescribir sílabas en otro orden hasta que parecen recobrar la coherencia...
  Serán las ganas de darle vida a las horas muertas, será una fantasía o será una historia que no se termina de arrancar.
  Será el miedo latente a perder el control del argumento, a la desilusión o a exponerme al mundo real.
  O que me gusta vivir al tempo de tus líneas de pensamiento, o que "te miro, con vergüenza, medio a oscuras, de medio lado, de soslayo..." y me asalta una complicidad tonta que no sé si es compartida, pero que en algún momento de certeza absurda me ha levantado algunas horas, algunos días...
  Me susurro al oído que debería aprender a comedir la emoción y la desilusión del minuto uno, del dos y del tres, para igualar la balanza entre sentimiento y acción. He comprobado que no me sirve de nada iniciar un viaje si a cada paso que doy no soy capaz de desenmascarar el significado, atisbar lo que llevo dentro y notar qué forma parte y qué no, de cada uno de mis sentimientos.
  Aprender a no creer encontrar demasiado pronto, y a no hallarme a mí demasiado tarde.
(...)
  La transparencia con la que me describo cada día aquí me sirve para reabsorberme y aprender de los yos me devuelve quien me lee cada día. 
  El caso es disfrutar el camino.
  De momento, cuando escribo, sólo me apetece poner puntos y seguido.

Entradas populares