.Parte muda

  Ser parte muda del alma del otro. Sabedor de que no dormiré mejor acunado que en el hueco curvo que dejas en mi cielo cuando te escondes vergonzosa tras la sombra de otros amaneceres. Impaciente y guasón te espero silbando, como cada noche, por si decides escaparte y darte una vuelta conmigo.
  Conmigo y entre los suspiros que me dieron nanas y despertares cuando creía que no me quedaba tinta para redondear más puntos y seguido.
  Silbando el vals al ritmo del que te bailo con los ojos cerrados siempre que nos encontramos. Cuando paseamos, tímidos y cabizbajos, y te rozo en el reflejo de los charcos, y te atuso en la estela que dejas tras mis pasos.
  Hasta que nos cierran las calles.
  Hasta que parpadeo demasiado tiempo seguido y al volver veo que te has escapado y que me sonríes, picarona, de medio lado. Cuando trepo por los tejados y te persigo entre chimeneas y reflejos de otras vidas, vestido de harapos, con mi sombrero y mi hatillo de eterno viajero.
  Hasta que te giras y me acaricias con un último amago, me rascas las orejas, ronroneo y caigo prendado de la suavidad de tu blancura dentro del vaivén de tu ternura.
  Aunque todos te hayan amado, yo sigo cada noche leyéndote los labios, buscando esa frase donde verme reflejado, para seguir danzando el vals al ritmo del que te bailo, con los ojos cerrados, siempre que nos encontramos…
  Dentro de ocho noches. Serás plena dentro de ocho noches…
  Carita redonda, báilame la vida. Espérame hasta entonces.

Entradas populares