.Aire



  En la cura de la compañía en silencio ciega la rabia de la impotencia y los juramentos se van al cielo. Pasar a ser heroína sin espada y pilar de los mundos en un instante. Un instante torcido que rompe manso, como un mal zurcido, y desata la evidencia de cuán frágiles somos.
  Los ojos son el espejo del alma, las palabras, sus guardianas. Cuando el mundo te pide demasiado los unos se apagan y las otras callan.
  Pequeña guerrera, trénzate la melena como antaño y vuela. Si quieres te damos alas, dulce atenea. Que todos somos parte muda del alma de otros con quienes decidimos compartir el más largo camino y sería egoísta no pedir cobijo en noches de lluvia y frío.
  Entrelazamos senderos y, sincronizadas, nuestras pisadas resuenan. Bailando con el ruido del mundo, marcando el tempo de nuestra existencia.
  Si las palabras te abandonan no dejes de mirarnos, sabremos encontrarte. Aunque te atrapen los cristales translucidos del vaho de vidas rotas, sabremos encontrarte.
  En el infinito seremos aire, suspiros de vida. Viajando entre pulmones, remendando rotos, llenando miradas vacías.
  Despierta carita, que ha salido el sol y te está llamando un nuevo día.

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