.Caries

  Quiero vibrar.
  Y me agito, agito el mundo a mi alrededor a ver si despertáis de este letargo, de este Noviembre que nadie se esperaba.
  Vamos! Muévete! Dame bofetadas de frío en las mañanas y llena mis horas! Ya me da igual con qué. Atúrdeme sin motivos y dame soledad, que no me da el tiempo, que se encojan las transiciones entre lo real y lo soñado, corta mis excursiones lejos, que no es momento cielo, que no me da el tiempo.
  Ven.
  Voy. Ahora puedo abrir los ojos.
Regálame estas horas que no son de nadie por favor, hace mucho que no tienes un detalle... Piensa. Rápido! Tan rápido que condensemos este instante! Sí! Hazlo eterno! Quiero dormir acunado esta noche en este sentimiento, por favor, déjame cogerlo... déjame cogerlo...
  Tan efímero que ni tuve tiempo de saborearlo. Fue tan fugaz, tan placentero, tan arrumaco de finales de enero... Tan dulce que... Que... Que me van a salir caries de tanto imaginar.
  Quieres magia? Tócame.
  Quieres mambo? Báilame!
  Eres... (O mejor: yo te hago ser en mí) Esa sensación, esa vibración que se anticipa a todo. Te miro y te ha cambiado el aura. Ya tengo a mis pupilas bajando toboganes entre tus cejas, ya te huelo y empiezo a salivar, como ese sabor ácido que sientes antes de tocarlo, que muerdes y solo deseas sacarlo de entre tus dientes, pero que en realidad no puedes porque la necesidad es mayor a cada paladeo y se inundan tus papilas de un océano de sabores, de sensaciones, de impulsos, de vaivenes, de emociones que transgreden la vista, el gusto, el olfato, el tacto, la angustia, el alivio, la ansiedad, el eterno anhelo...
  Hay muchas cosas que podría guardarme, pero me las llevaría a la tumba y eso sería demasiado fácil, seguiríamos demasiado quietos...
  Sólo se me ocurre algo más divertido que jugar a morderte en sueños cuando anochece...

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