.Un superhéroe vestido de graduación



-Nene, podías haber sido un poco menos brusco - me espetó Mariano.

-Mira moreno, digooo... Mariano... Con la que se nos viene encima no estamos para tonterías.

-¿Alguien dijo senos? - saltó mi colega.

-¿Dónde? - brincó mi compostura.

Poseídos por la primavera, saltaron hacia lo más voluptuoso de la sala.

-No, no, noooo ¡no! ¡Quietos! ¡Dejad el sillón de orejas en paz! - dije.

Después de un rato de forcejeo y negociación, conseguimos que se alejaran de tan preciosa pieza del mobiliario y les dejamos refrotándose con un cojín. Eso daba un poco igual quemarlo más tarde.

A todo esto, Pitbull seguía callado y pensativo. No sabíamos si se había vuelto a cortocircuitar o si es que era verdad eso de que tenía neuronas.

-Bueno Pitbull - continué -, como te iba diciendo...

-Ya ya ya papito, you don't need decimme qu'eh lo que tú quiereh. I know you want me.

-¡Exacto! Gracias por comprenderlo. ¿Tú crees que será posibe? ¿No te importa?

-I know you want me.

-Que sí, que sí, si eso ya lo he entendido. Te digo que si me la dejas esta noche. Tu cabeza.

-I know you want me.

-Mierda, a este le ha dado un síncope lingüístico. Mariano, ¿ideas?

-Ni media.

-¿Conchi?

-Narsoluto (en absoluto) jefe.

-¿Compostura?

-¡Ooooh seh, cojincito! ¡Muévete como tú saeeeeh! - Madrededios... - Perdona, ¿me decías?

-Nada, mejor déjalo...

-I know you want me.

-Espera...

Hacía demasiado tiempo que nada sucedía como se suponía que tenía que suceder, que las cosas iban torcidas de serie, pero con tan buena suerte que encajaban casi mejor que cuando lo lógico dominaba el ambiente. Hasta que aparecí aquella noche sin reloj, el mundo había dado muchas vueltas sobre sí mismo y alrededor del sol, y yo había dado muchas vueltas sobre mí mismo y alrededor de lo que soy. Entonces, de repente, como si alguien le hubiese dado una toba celestial al planeta, todo empezó a dar otras vueltas, o tal vez dejó de moverse, o igual vino Skrillex y empezó a hacer schatching con Saturno y sacó del vals al baile de todos los cuerpos celestes.

Al principio lo sufría, me dolía y me estresaba que todo no fuese lo de siempre. Repudiaba los cambios, me picaba la inconsciencia y no quería soportar la incertidumbre ni confiar en algo más grande que yo para garantizar resultados, repito, RESULTADOS conscientes. Entonces empecé a pensar... "¿hasta qué punto sé de la vida como para conformarme con lo que he visto?"

Hay una cosa que se llama caos, y que es muy majo, y que se ordena solo, pero tiene esa pequeña manía de no contarte por dónde va a ir hacia los sitios ni por dónde va a empezar a colocar las cosas, y taparte los ojos y tirar siempre por la tercera vía, la que nunca te esperas: la maravillosa. Lo conocí aquella primera noche, pero no empezamos a llevarnos bien hasta un tiempo después, que fue cuando decidí dejarle que me vendara los ojos y confiar en él.

Con el caos llegaron las ganas. Esas que te queman, te ponen nervioso (en plan bien) y te levantan con una sonrisa por las mañanas. Las que te matan de necesidad de comerte la vida y no te dejan mirar atrás porque siempre, repito, SIEMPRE tienen nuevas maravillas a las que hincarle el diente.

Y así nos conocimos, y sin darme cuenta crecieron y se quedaron conmigo. Y así como respiro me doy cuenta de que quien era ya no lo soy, y que va siendo hora de suspirarle del todo y hacerme hueco para todo lo que me queda por oler ahora que me he vuelto un poco más loco.

-¿Quieres jugar?

-Daleh.

Mariano y Conchi se sujetaron de las manos (las manos o el equivalente asterácico). Creo que tenían un poco de miedo por lo que iba a pasar.

-Mira al chiquitín - sollozó Conchi - se nos hace mayor.

-Yo también estoy muy orgulloso de él - dictaminó Mariano.

Era el momento.

-Pues vamos a jugar.

-I know you want me.

-You know I woncha'.

-I know you want meeeee...

-You know I  woncha'.

-Hahaha... ¡Daleh!

La habitación empezó a agrandarse y barras de bar empezaron a materializarse por doquier. Las luces se atenuaron, cambiaron de color y empezaron a moverse al ritmo de un bombo a negras a 128 bpm.


-Bon bon bon bon, yo quierehtar contiiigo.

-Bon bon bon bon, tu quierehtar conmiiigo.

-Bon bon bon bon, daleh cosa riiiica.

-Bon bon bon bon, traetuhamiguiiiitah.


-¡Daleh!

Como si de un conjuro se tratase, los muebles empezaron a convertirse en camareros, gogós y cachondas de impresión con muy poca ropa. Mi colega y mi compostura se lanzaron a la pista.


-Mami y'know you can get laid.


-Mami y'know you can get laid.

-'Cause you look so riiight...

-'Cause you look so riiight... - Mariano a los coros.

-'Cause you look so riiight...

-'Cause you look so riiight... - Conchi a los coros.

-Pause...


Éramos uno. Pitbull y yo al fin éramos uno. ¡AL FIN! Era tan hortera que tenía to'l style, tan grotesco que era sexy, tan absurdo que tenía sentido, tan descabellado que tenía que salir bien.

-Mariano, ¿qué tal estoy?

-Pareces un superhéroe vestido de graduación.

Lo estábamos haciendo bien. Mágicamente eran las 0:00, estábamos en la planta baja y había aparecido un cartel en la puerta que rezaba: "Perifluses Everywhere". La gente estaba empezando a entrar.

-¡Let's get la partyloca started!

-Girl my body don't lie, I'm outta my mind, so let it rain oooover meeee - Mi compostura y mi colega a dúo.

Agua empezó a caer del cielo. El concurso de miss camiseta mojada acababa de empezar. Era perfecto.

-This ain't a game, you'll see, you can put the blame on me, daleh muñequita, abre ahí, and let it rain over me.

Führerina resucitó y se subió a la plataforma con su mejor voz.

-Daaaaance the night away, live your life staying on the floooooor.

-Tonight we're gonna get on the floooooor - Mariano y Conchi bailando por detrás y haciendo los coros: simplemente maravilloso. Había que caldear más la cosa.

-Hahaha... Get on the floor...

-¡Daleh! - Todo el local a coro.

-Get on the floor...

-¡Daleh!

-Get on the floor...

-¡Daleh!

-Get on the floor...

Silencio sepulcral, las luces bajas, el público expectante...

-Excuuuse me - gritos, saltos, la gente loca -, but I might drink a little more than I should, tonight, and I might take you home with me if I could, tonight, and baby I'ma make you feel so good, tonight, 'couse we might not get tomorrow...

No era una fiesta, era La Fiesta. Todos lo sabíamos. Era subidón tras subidón, magia negra, chupitos de tequila, gintonics, pacharanes y flambeados de cointreau. Todos bebíamos como si no hubiese un mañana y cantábamos.

-Toniiiiight, I will loooove love you tonight. Give me eeeeverything toniiiight. For all we know, we might not get tomorrow, let's do it tonight.

Silencio. Blackout.

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